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“Se sabe que acá se hacen esas cosas y se hacen bien”

10/02/2017
El Ballet de Hong Kong contrató a Hugo Millán para que supervise el diseño de vestuario de El Corsario —obra que se presentó en 2014 en Uruguay—. Además, encargaron al Sodre la realización de la escenografía, que incluye pintar a mano los telones.
Telones de El Corsario. Foto gentileza de Hugo Millán.

La primera noticia fue que el Ballet de Hong Kong quería alquilar los diseños realizados por Millán —encargado de vestuario y escenografía en el Ballet del Sodre, que además dicta clases en la Licenciatura en Diseño de Modas—.

La segunda noticia, cuenta el diseñador, fue más impactante: decidieron comprar las licencias de uso y realizarlos desde cero.

Para esto, Millán viajó a Hong Kong junto a su asistente. En cinco días, conocieron los talleres, recorrieron decenas de lugares de venta de telas y vieron miles de opciones para luego definir los materiales de cada conjunto. El desafío fue poder acotar dentro de un mercado infinito y sin límites de presupuesto.

El Corsario será estrenado por el Ballet de Hong Kong en el mes de octubre.

¿Cuál fue tu primera reacción?

Fue un anuncio sorpresivo. Siete y media de la mañana recibo una llamada por teléfono de Julio Bocca [director del Ballet Nacional del Sodre] que me dice “desde Hong Kong quieren alquilar la producción, así que tenés que viajar a hacer el montaje”. Me agarró dormido y desprevenido. La primera reacción fue “bueno, lo hablamos después, paso al mediodía y conversamos”. No pude dormir más.

A los 15 días pasa de vuelta pero la noticia cambia. Una segunda llamada: “el ballet no quiere alquilar la producción, quiere hacerla: tenés que viajar a hacer y supervisar el diseño”. Eso fue mucho más impactante porque es hacerlo de vuelta pero sin limitarte en nada: es otro mercado, otras posibilidades.

Y empieza a trabajar la cabeza en cómo lo vas a hacer, cómo será trabajar con ellos, como será el tema de los materiales…

¿Qué abarca tu trabajo en este proyecto?

Mi trabajo es solucionar un tema que ayuda a complementar la historia. Es una historia fantástica, de ficción, que es el marco para el desarrollo de coreografías donde se muestra el virtuosismo de los bailarines.

En el ballet, el vestuario es técnico; más allá de todo el componente de fantasía, es un vestuario específico en acompañar la coreografía y a los bailarines.

La escenografía cumple la función de apoyar la historia, para que se entienda en una disciplina donde no existe la comunicación de la palabra, sino que todo es a través de la gestualidad y el baile.

Trabajo sobre los telones. Imágenes gentileza de Hugo Millán.

¿Cuáles son las tareas que se encargaron a los talleres del Sodre?

Se están pintando a mano los telones, que miden 20 metros por 10.

Si no se hacía esto acá, implicaba que tenía que viajar al lugar donde se fuera hacer. A mí me preocupaba un poco el tema de no poder tener el control; esto lleva unos cuantos meses y a distancia, por Skype y por fotografías, ¿cómo vas guiando un trabajo así? Es difícil.

Esto también es importante como una puerta laboral para otro proyecto: se sabe que acá se hacen esas cosas y se hacen bien.

¿Qué proyección le da esto al diseño a nivel local?

Abre la posibilidad de que vengan diseños de otros lados, de otros diseñadores, para hacerlos aquí.

Cuando se hizo Romeo y Julieta el trabajo fue al revés: a mí me contrataron para llevar adelante la biblia que venía de Inglaterra. El diseñador Paul Andrews había fallecido, el coreógrafo también había fallecido, lo que estaba eran los derechos de autor. Vino un encargado con la biblia de vestuario y me contrataron para que lo llevara adelante: ahí entró el cómo lo logramos para que quede igual con el mercado local. Había muchos trajes en terciopelo y en lino, trajes que de repente llevaban cinco metros. El lino en Uruguay es una totalmente prohibitivo y escasísimo en cuanto a carta de colores; tebés que encontrar un color, teñirlo y, cuando sumás, el presupuesto se dispara. Entonces tenés que encontrar el sustituto para que parezca lo que ellos quieren pero con lo que tenemos acá. Eso fue interesante de hacerlo.

¿Qué diferencias habrá entre lo que se vio en 2014 en el Sodre y lo que va a mostrar el Ballet de Hong Kong en octubre?

Es la misma puesta hecha por la misma coreógrafa, Anna-Marie Holmes. La última puesta que ella había hecho fue la del Sodre y, como quedó conforme con el proyecto, entonces ahí se hace la conexión de repetir el vestuario y la escenografía mía.

En el caso del vestuario, se va a desarrollar todo tal cual; tal cual pero diferente porque una cosa es trabajar con el mercado local, con limitantes de materiales y hasta de técnicas, y otra cosa es con el mercado de allá, que a nivel de vestuario es infinito: el material textil y todo lo que se pueda usar en un vestuario es realmente agobiante. Una cosa es proyectar con un marco acotado y otra cosa es encontrarte con algo que es infinito y tener que acotarlo.

Ellos querían que yo eligiera todos los materiales, que no quedara nada librado al azar. Ese fue mi trabajo en esta primera ida a Hong Kong, cinco días trabajando en eso.

En el caso de la escenografía, por suerte al tercerizan, la mandan hacer al centro de China o a España. Julio Bocca me sugirió que les propusiera hacerlo en el taller del Sodre. Me dijo: “para vos es mejor”, y es verdad, puedo supervisarlos mucho mejor. Pasaron un presupuesto, lo aceptaron y ya se está haciendo. Yo voy todos días y hago un seguimiento del trabajo. En abril tiene que estar terminado para enviarlo.

¿Qué hiciste en tu viaje a Hong Kong?

Llevé la biblia de diseño, donde está todo especificado, los bocetos, las fichas descriptivas, materiales, color, todo como hay que hacerlo. Dejé de lado las fotos de lo que había sido el proyecto acá. Una de las cosas que no quise llevar, y tampoco a ellos les interesaba ver, era el producto final acá.

El diseño del boceto va a ser idéntico pero acá hay cosas a las que se renunció, por falta de material o de técnica. En la biblia va la muestra de la tela, sus características, su cualidad, va en un color neutro, en blanco o en crudo. Después va un código de color de pantone más menos un punto, para que ellos tengan una flexibilidad a la hora de encontrarlo, y la descripción de la calidad o la tipología o el funcionamiento de esa tela. Todo eso fue en un mamotreto enorme. Cuando llegué, ellos lo agradecieron mucho pero lo que querían era que yo fuera al lugar y eligiera la tela misma. Hubo que empezar de nuevo.

Esos cinco días fueron de reuniones de trabajo, de elección de materiales, de definir cada parte del vestuario. Fue realmente emocionante ir a elegir telas.

Me dijeron que lleve una valija y yo pensaba, para qué. Entonces me pasaron a buscar por el hotel, fui con una valija vacía y llegamos a una zona de telas que es como decir 18 de Julio entre Andes y Ejido, solo telas; pero no esas casas donde entras y están los rollos de telas, no, son pequeñas oficinas, una al lado de la otra, donde en las paredes tenés muestras de tal tela en todos los colores habidos y por haber. Así como te llevas un pantone de la pinturería, ellos te entregan un cartón con toda la carta, con los 25 colores que tienen de esa tela. Para eso era la valija, porque la ibas cargando con infinidad de muestras de telas de todo tipo. Y eso después implicó trabajar en el hotel a la noche, hacer una selección, para después ir al taller, hacer otra selección, acotar, y en el uno a uno, definir que esto se va a hacer con esto.

Las posibilidades textiles son infinitas. Hubo cosas que acá no podíamos hacer con los encajes o los bordados, pero allá existen modelos similares. También me decían: “si usted tiene el dibujo original, nosotros lo hacemos tal cual, lo tejemos”. Esas son las cosas que te sacuden, tener la posibilidad que te tejan un encaje como vos lo diseñaste es fantástico.

Imágenes: gentileza de Hugo Millán.

¿Cómo fue hacer este trabajo en cinco días?

Agotador. Prácticamente pasé sin dormir. Hay 11 horas de diferencia, también quizá por los nervios pero no podía dormir, me venía el sueño a la una de la tarde.

Fue intenso, interesante. Creo que el regreso va a ser mucho más tranquilo.

¿Qué significa este proyecto en tu carrera?

Significa la comprobación de una experiencia: poder llevar adelante cosas que me enseñaron mis profesores y que en un momento se pudieron hacer en el país, hace mucho tiempo que no se pueden hacer pero hoy en día sí: utilizamos todas las posibilidades que tiene el Auditorio, los efectos, las posibilidades del espacio, los mecanismos, todo lo que tiene lo pudimos usar, esas son cosas que no se daban en el país.

Con este proyecto pude comprobar que no hay diferencias en las posibilidades que ofrece el Auditorio y lo que es el Centro Cultural del Hong Kong.

Prensa

  • De Montevideo a Hong Kong en una biblia - El Observador
  • Ballet Nacional: Exportación a Hong Kong de telones realizados en taller del Auditorio del Sodre abre la puerta para trabajar con mercados de Asia y EEUU - En perspectiva

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