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“El ilustrador es autor”

23/12/2015
El lápiz de Daniel Soulier dio vida a personajes de libros, producciones audiovisuales, publicitarias y videojuegos. Al tiempo que entró a librerías “El Sapo Ruperto 4”, su ilustrador contó a In situ cómo es el proceso de trabajo junto a Roy Berocay y explica por qué en literatura infantil texto y dibnujo deberían ser considerados con la misma jerarquía.

Tapa de El Sapo Ruperto 4. Ilustración de Daniel Soulier.

Daniel Soulier es animador independiente, ilustrador e historietista de libros infantiles. También es docente de la Universidad ORT Uruguay.

¿Hace cuántos años ilustrás al Sapo Ruperto?

Comencé con el Sapo Ruperto en el año 2000 con Ruperto de Terror III. ¡Me gusta arrancar proyectos nuevos cada milenio!

¿Qué ha cambiado en el sapo, y en vos, en todos estos años?

Son 15 años… Con respecto al estilo ha cambiado hacia un dibujo de formas simples, de geometría menos intrincada. Así como las personas a medida que pasa el tiempo tendemos a formas circulares, el sapo se hizo más redondito y panzón.

Vos comenzaste a ilustrar al Sapo luego de otros colegas, ¿cómo fue tomar ese insumo y darle tu impronta?

La imagen del sapo tuvo un proceso, cada ilustrador le dio su impronta, su interpretación y su gusto personal, yo me basé en la ilustración de mi antecesor, Miguel Silva Lara, partí desde esa propuesta.  Además ya estaba instalada en el colectivo de lectores una idea de sapo y me pareció prudente mantenerla en parte. Con el tiempo mi interpretación también cambió y el sapo que ilustro hoy es un poco diferente al del comienzo. Esto responde no solo al gusto particular sino también a que el personaje cambió, con el tiempo se hizo un poco más intrépido, más audaz y más irreverente.

¿Cómo es el método de trabajo junto a Roy Berocay?

En cuanto al método de trabajo todo se centraliza en la editorial, a través de Viviana Echeverría que, en su rol de editora, coordina la colección. Ella acuerda con Roy el momento y el formato, si es novela o cómic y así se define qué cantidad de ilustraciones va a tener el libro. Después de esto recibo el texto y realizo bocetos que envío de nuevo a la editorial para que le den el ok y veamos si hace falta hacer algún ajuste. En la versión cómics a veces le envío a Roy bocetos previos al texto para que sirva de disparador de ideas, algún gesto del sapo o en alguna actitud cómica.

¿Te valés únicamente del texto o hay algún insumo más a la hora de ilustrar?

Prefiero inventar de cero los ambientes que sugiere el texto, hay bastante libertad con respecto a eso, lo más concreto que hay en el relato es en cuanto a las orillas del Arroyo Solís Chico, que es un lugar real pero después es un mundo imaginado, así que sale de lo que visualizo cuando tengo el relato en mis manos.

¿Cómo es pensar en el público, teniendo en cuenta que al Sapo Ruperto lo leen y lo conocen niños de distintas edades?

Hay un rango de edad de lector que es de edad escolar más concretamente para niños de entre 7 y 10 años; pienso en esa edad cuando hago las ilustraciones.

¿Por qué sos ilustrador?

La verdad que antes que nada me siento animador, pero ilustrar es un insumo fundamental para el animador, así que una cosa va de la mano de la otra, hay que tener más de una profesión en nuestro mercado...

¿Cómo combinas tu ser-ilustrador con tu ser-animador?

El chip se cambia fácil. Uso los mismas herramientas, las ilustraciones las hago en la mesa de transparencias que uso para animar, luego escaneo igual que cuando hago un penciltest de las animaciones, así que hay muchos puntos en contacto. Obviamente la ilustración cuenta como unidad más que en los dibujos animados, ya que estos tienen significado si la secuencia tiene los tiempos y el ritmo adecuado.

¿Por qué te dedicas a comunicar, ya sea a través de la animación, la ilustración, etcétera?

Se me ocurren algunas ideas un poco absurdas que no tienen otra formalización que en una animación o un dibujo y me da placer hacerlo, sobre todo cuando me sorprende el resultado. Hay un momento de magia que cada tanto aparece y sorprende, que no controlo plenamente y surge sin mucho aviso, me gusta que quien ve mi trabajo se sorprenda también y le despierte una idea nueva o una sonrisa... es grato cuando ocurre.

Muchas veces se considera a la ilustración como un acompañamiento del texto, pero no es así, mucho menos en literatura infantil. ¿Cómo se trabaja para que texto e imagen se complementen y no que uno acompañe al otro?

El dibujo ha sido, mucho antes que la palabra escrita, una rica fuente de comunicación. En un libro de literatura infantil deberían ser considerados con la misma jerarquía, el dibujo es tan inspirador como el texto y para mí tienen que ir de la mano.

En ese sentido, ¿el ilustrador no es también considerado autor?

Creo, al igual que el grupo de colegas del colectivo Iluyos, que integro, que el ilustrador es autor y bregamos para que se entienda así, porque además esto le va a hacer bien a la calidad de la ilustración.

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