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Desde atrás del vidrio

31/01/2014
La técnica en Diseño de Sonido Francesca Crossa sorprendió en los Premios Florencio al ganar en la categoría Ambientación Sonora por su trabajo en la obra “Lo que los otros piensan”. Compartió la nominación con Andrés Bedó, Silvia Mayer y Edú Pitufo Lombardo, “todos con trayectoria, todos conocidos en el ambiente, a quienes aprecio y respeto mucho profesionalmente”, comentó. “Ya estaba más que contenta con ese resultado: una está acostumbrada a estar detrás del vidrio, detrás de la consola, nunca en el spot, nunca espera el reconocimiento y el aplauso más allá del que recibe el artista en sí”.

Francesca Crossa con su Premio Florencio. Foto: gentileza.Francesca Crossa es técnica en Diseño de Sonido, graduada de la Universidad ORT Uruguay en el año 2012. Actualmente trabaja en el área de Sonido del Sodre, donde se encargan de todos los requerimientos de sonido necesarios tanto para producciones propias del Sodre, como otras ajenas —principalmente extranjeras— que se presenten en las salas del Auditorio Doctora Adela Reta. “Nuestras tareas van desde armado, stage, operador de ensayo o vivo, calibración de sistemas, microfonía, grabación, entre otros”, detalló. “Lo cierto es que cada experiencia es única”.

Crossa, que también se desempeñó como docente del Taller de Sonido en la Universidad ORT Uruguay, durante 2013 se encargó de la ambientación sonora de la obra Lo que los otros piensan. Este trabajo le valió ganarse un Premio Florencio. La ceremonia, donde también estuvo nominada como Revelación, se realizó el 9 de diciembre en la Sala Zitarrosa.

Francesca Crossa contó cómo resolvió la selección musical y cuál fue el desafío a la hora de crear los ambientes de la obra a través del sonido.

¿De qué trata la obra?

Lo que los otros piensan está inspirada en las road movies. Trata del viaje de una familia tras la muerte del padre; en la ruta, la madre y sus dos hijos evitan decir lo que realmente piensan... y no.

¿Cómo llegaste a integrarte al equipo?

Conocí al director de la obra, Domingo Milesi, en la realización de un cortometraje de ex alumnos de la Universidad ORT Uruguay, Hostias, de Viviana Berrogorry. Yo hacía sonido directo y Domingo actuaba; hubo buena onda desde el comienzo. A finales del 2012 me contactó Patricia Canén, que se encargaba de fotografía y diseño gráfico en la obra, y me invitó a participar de una reunión preliminar con Domingo para ver si quería integrarme al proyecto.

Enseguida me sentí atraída por la propuesta. El hecho de incursionar en teatro de carretera era una novedad, y la influencia directa para la pieza era Dogville (el film de Lars von Trier), lo que desembocaba en una escenografía en su mínima expresión y una construcción sonora compleja. El potencial del sonido estaba ahí, el material era muy bueno, así que la única opción para mí fue aceptar.

¿En qué consistió tu trabajo?

Yo me encargué del diseño de sonido, o sea: seleccionar, grabar, editar y mezclar para conformar los distintos ambientes y efectos que construyen el mundo sonoro de la obra. También diseñé el sistema por el cual se operó en función, lo que fue una un reto ya que usamos varias fuentes de sonido y no el típico estéreo al que uno está acostumbrado.

En cuanto a la música, solo hay un tema original que es de Fernando Ulivi —es genial—. El resto fue el resultado de una larga selección de temas preexistentes. La banda musical de la obra se escucha en la radio y en el casete que la familia lleva en el auto; eso permite una interacción con los personajes que creo que es maravillosa. Algunos temas fueron propuestos por el director, otros por las actrices y otros por mí. Ninguno es de mi autoría, todos fueron seleccionados de una larga lista de propuestas.

Siempre se buscó que la música coincidiera entre sí de la mejor forma posible, acompañando la obra, pero que no activara en el espectador alguna cercanía que distrajera, por eso se evitaron (salvo una sola excepción) los temas en español, aunque esto también llega de la mano de la idea de cultura road y la generación beat.

Cada tema genera algo y tiene su historia con los personajes... admito que conmigo también: no pude evitar incluir al Darno cantando a Dylan.

Entonces, ¿cómo evaluás tu primera experiencia en teatro?

La construcción del sonido derivó directamente de la interacción en los ensayos: si ahí no servía se desechaba, si una acción en vez de esclarecerse llevaba a confusión —por más que sonara increíble— se sacaba, si algo faltaba para dar realismo, aunque recargara, se agregaba.

Las reglas de construcción a las que estaba acostumbrada no se rompieron, se modificaron. Es una respuesta - pregunta constante con las actrices: el sonido habla, ellas contestan, y viceversa. Y pasa todo el tiempo, toda la obra, cada noche.

Los tres ganadores de "Lo que otros piensan": Gustavo Petkoff (Escenografía), Laura Báez (actriz revelación) y Francesca Crossa (Ambientación sonora). Foto: gentileza.En la categoría Ambientación sonora compartiste la nominación con Andrés Bedó, por Las descentradas, por Edú Pitufo Lombardo, por La dama boba, y con Silvia Meyer, por Top Girls. ¿Pudiste ver esas obras?

Vi La Dama Boba, cuya construcción musical me pareció excepcional. Había escuchado algunas cosas de Silvia Meyer que eran geniales y los comentarios que me llegaron de la obra eran sumamente positivos. Las descentradas no la vi, pero fue una obra que ganó varios premios —incluso mejor espectáculo—, además, de Andrés conocía otros trabajos, todos excelentes.
Compartí la terna con personas que aprecio y respeto mucho profesionalmente, todos de trayectoria, todos conocidos en el ambiente. De repente, verme con dos nominaciones, y entre esos nombres, fue tremendo. Ya estaba más que contenta con ese resultado.

¿Qué significó ganar?

Fue una sorpresa, una sorpresa rara.

Una está acostumbrada a estar detrás del vidrio, detrás de la consola, nunca en el spot. Uno nunca espera el reconocimiento y el aplauso más allá del que recibe el artista en sí y el total del proyecto. Ojo, eso es genial: yo me siento parte de ese aplauso y me gusta ese lugar al costado del escenario. Pero, de repente, tener el reconocimiento directamente es una caricia tremenda al alma y a lo que uno hace, así como un incentivo a seguir creciendo. También genera algo muy lindo en la familia, que es lo que me genera más emoción.

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